Insistir en la fe basada en la justicia

Mag. Ángela Trejo Haager, México

Red de Mujeres y Justicia de Género de la Federación Luterana, LAC.-

“Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre,

¿hallará fe en la tierra? (Evangelio de Lucas 18:8 RV 1960).

El espacio del evangelio de Lucas 18:1-8 está colocado de manera intencional para hablar de la oración como recurso importante en la vida espiritual, pero también en la vida cotidiana y de lucha, como en la historia de una mujer que vive en una ciudad cualquiera, que pelea y lucha para que se le haga justicia.

Jesús coloca esta parábola de manera muy interesante, pues rescata situaciones que se vivían diariamente en cualquier grupo social, y sus personajes son peculiares, un juez injusto y una mujer que sabe colocar su necesidad frente a las autoridades. Es una mujer que ha sufrido una situación adversa y desea que se cumpla la ley para ser restaurada, y seguramente ella tuvo que aprender a gestionar desde lo más simple, hasta las altas autoridades como las que representa un juez.

El personaje femenino se ha trabajado de manera tradicional como una mujer de bajo perfil, sumisa, que no tiene fuerza y es posible que no fuera así. Por la forma en que es presentada por Jesús, estamos ante un personaje con mucha inteligencia, que ha caminado un largo trecho y durante el cual ha pasado de una petición suave hacia una petición mucho más fuerte.

El versículo 5 nos indica en la palabra “molesta” (RV 1960), que había sido muy insistente, pero en griego “hypopiazo”, la palabra está relacionada con el mundo del boxeo y significa “noquear”.

Es decir que la viuda trabajó de manera tal que sus argumentos, palabras y acciones dieron en el lugar exacto para que el juez se sintiera sin otra salida que la de contestar de manera favorable.

La oración transformada en acción puede generar otras posibilidades, unidas en oración solidaria da ánimo para afrontar con valentía las adversidades, pero también crea otros posibles caminos para encontrar la justicia que se necesita para restaurar las vidas de mujeres y hombres que han sido lastimados.

Las palabras del juez son solo una respuesta ante la claridad de la mujer cuando presenta todas las pruebas legales, sociales, que el caso requería y podemos imaginar que a su lado caminaban otras mujeres que luchaban por lo mismo.

Ante la pregunta del versículo 8 del capítulo 18, que dice: ¿Hallará fe en la tierra, el Hijo del Hombre, cuando venga? Respondemos con voz fuerte y clara que sí, por supuesto que sí, porque la fe de las mujeres que seguimos luchando por causas justas, por los derechos de grupos vulnerables está presente en cada una de nosotras.

La fe está en las calles, en las marchas, en las escaleras de las universidades, en las comunidades de fe que creen en la justicia posible para nuestra sociedad.

¡Ánimo y fuerza para insistir en esta fe basada en la justicia!

Publicado en Caminando en Sororidad- Devocional de ConEFe 2023

Claudia Florentin