Doce mujeres que con ternura defienden la vida

Por Ofelia Miriam Ortega, Cuba-

 Ilustración: Shevachaya

No deja de ser sorprendente - aún desde el punto de vista  humano cultural- el aprecio que en el Primer Testamento hallamos hacia la infancia.  Las " crianzas" son  cuidadas, protegidas, ellas integran el pueblo de Dios y tienen un lugar preferencial en la familia; son objeto de una educación especial  ( Pr 3,1-16)y, también prefiguran la relación ideal de todo ser humano con el Señor ( Sal 130).

 Niñas y niños, en la visión del Creador, son actores  y actrices de transformación y protagonistas del Reino. Es sorprendente el niño anónimo del Primer Testamento. Es el niño del futuro, el niño de la esperanza, de la justicia, del amor y de la paz. Es el niño que anuncia un mundo nuevo: "Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará, el becerro, el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará" ( Is  11,1-8).

Ante  la alegría de este anuncio, solo cabe el asombro y la aclamación: un niño nos es nacido, hijo  nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz (Is 9,6).

 Uno de los testimonios más elocuentes que  se nos presenta en el Primer Testamento es el de Moisés, niño salvado y caudillo liberador. Lo interesante  del relato es que el niño condenado a muerte, rescatado e la cuna, es llamado a ser el gran caudillo de Israel, el amigo de Dios  (  Ex 33:11).

Entramos en el relato de la historia de Moisés como si  fuera  el lugar  que Dios escogió para enseñarnos su amor  incomparable por la niñez.

El libro de Éxodo describe la liberación de los israelitas de la opresión de Egipto. En el capítulo primero se mencionan nombres de DOCE de los líderes hombres que formaban  parte de este proceso: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Benjamín, Dan, Neftalí, Gad , Aser y  José que ya estaba en Egipto.

Pero es sorprendente la acción de Dios  en  este relato. Hay  DOCE  mujeres que son los personajes  principales, su  participación  es decisiva para el futuro de los israelitas.

Dos mujeres son mencionadas  al principio de la historia: Sifrá y  Puá , las parteras. Ellas son presentadas  por sus nombres, que es un dato excepcional si  advertimos que el poderoso faraón permanece anónimo. El faraón no tiene nombre, porque lo que él trata de hacer  no puede tener nombre alguno.

Casi podríamos decir que la historia del pueblo hebreo comienza con ellas. Es una historia de ternura en la vida de ese pueblo  Nunca se olvidarán sus nombres. Sifrá , significa" belleza "y Púa  quiere decir "resplandor".  Los nombres Sifrá y Puá son de un hebreo exquisito. El nombre Sifrá ocurre solamente una vez en el  Primer Testamento, el nombre Puá ocurre  cuatro veces, pero la comadrona es mencionada solamente una vez.

En el texto se menciona que eran comadronas de las hebreas (1:15). No es seguro si las dos  mujeres eran hebreas o egipcias, pero eso no es lo más importante,  lo principal es que le enseñaron a los israelitas que  no tenían que temer al poder imperial. La caracterización de estas mujeres es la ternura expresada a través del cuidado amoroso de las "crianzas". Ellas son la únicas  mujeres en el Éxodo  que actúan en la esfera política, directamente en contacto con el faraón ( 1,15,18-19).

Esta historia es casi imposible desde la perspectiva  histórica. Dos mujeres que responden a las necesidades  de las esclavas. Son ellas las primeras en ayudar al nacimiento de la nación. Su trabajo está relacionado con la transformación, que siempre conlleva un compromiso ético riesgoso.  El verso 1:17 contrasta con los anteriores.  En este texto ellas no hablan, solamente actúan (esta es la ética, defender la vida con nuestras acciones).

Ellas rechazaron el plan secreto del rey de Egipto, el faraón, el plan de genocidio. Fue un gran acto de resistencia contra el orden injusto. Había dos razones en la política imperial para ejercer ese dominio exterminador: si se declara  la guerra se aliarán con el  enemigo (1,10) , y si se liberan  ( el motivo económico) , perderemos la mano de obra  barata. El mismo rey les da  instrucciones secretas y precisas ( 1,16)  ! Qué coraje tenían ellas! No respondieron a este mandato. Sí , dejaron vivir a los niños varones (1,17).

Este primer capítulo está lleno del concepto de vida. Comienza con las dos veces que el faraón manda vivir a las niñas (1,16 y 22). Las parteras dejan vivir a los niños (1,17). Después el faraón pregunta por qué los ha dejado vivir ( 1,18). Además las parteras dicen que las madres son las que dan vida. Doce  veces se encuentra la raíz" dar vida, dar a luz". Engendran vida  y de este modo preservan la historia de Dios, el Dios de la Vida.

 El papel de las parteras  es introducido por una frase que  indica el marco dentro del cual actuarán: "las parteras  temieron a Dios" (1,17a). El poder del faraón no funciona frente  a la ternura amorosa de las parteras. Los verbos temer a Dios y matar no pueden ir juntos. El faraón manda a "mirar" a las  mujeres hebreas. En vez de " mirar" las parteras "temen a Dios”. Según  Cheril Exum:  "en la lengua  hebrea, la expresión mirar y temer se escriben con las mismas letras, pero en un orden distinto, justo al revés, las parteras dan la vuelta al asunto. Hacen  exactamente  lo opuesto de los que les ha mandado el rey". ( )

En la traducción literal del  hebreo el texto 1:16 se traduce:  "Cuando asistáis en un parto a las hebreas mirad las dos piedras". Es  cierto  que en el parto había dos piedras. La primera era como una especie de taburete para el parto,  la segunda  era para acostar al niño después de nacido. En estas dos piedras se decide el destino del niño: ¿vivirá  o morirá ?  Las parteras deciden dejarlo vivir.

Me llama la atención el poder de la palabra. El faraón las interroga con fiereza ¿Por qué han dejado vivir a los niños? (1,18). La respuesta está llena de una sabiduría tranquila, pero segura: " las mujeres hebreas son "robustas", tienen un parto fácil, y no necesitan a una partera y dan a luz  antes que nosotras lleguemos a atenderlas" ( 1, 19). No hay temor en la respuesta. Aquí la palabra está vinculada al concepto de la vida. Dios  tiene un proyecto de vida y usa a estas mujeres para realizarlo.

Hoy la función de las comadronas casi no existe, aunque en los países desarrollados, es una profesión. En las áreas rurales y en las zonas empobrecidas, las parteras aún ocupan un lugar fundamental. En  América Latina  las parteras reciben el nombre de  "comadres", co-madres, compañeras de la madre.

En nuestra historia, las  parteras  con una ternura inigualable, defendieron la vida. Al final de la historia se nos informa que Dios  fue bueno con las parteras. Los conceptos del pacto de la alianza  y la fidelidad  están siempre asociados en el Primer Testamento con la manifestación constante de la bondad de Dios. Dios las bendijo y les c concedió una familia numerosa (1,21b).

Otras mujeres continúan la historia de ternura y salvación

El faraón no desiste en sus demandas de muerte: "echen al río a todos los niños hebreos que nazcan" ( 1,21b). Y aquí aparecen las tres mujeres para cambiar la ruta de dominio y opresión. Ellas son presentadas como madre, hermana, hija . No tienen nombres. Estas mujeres son los sujetos, realizan un rol activo  y son de  importancia decisiva en la estabilidad de la promesa divina.

El capítulo dos del libro de Éxodo continúa el relato donde suceden momentos   increíbles, difíciles de describir , porque son trozos de una historia donde la actividad  divina irrumpe usando  a personas de distintas categorías sociales que se unen en un proyecto de salvación de una criatura que ya  ha sido elegida  por Dios para  su proyecto de liberación.  La ternura de estas tres mujeres se derrama como el caudal del río que es cómplice del evento salvífico.

 Aparece en la historia  la madre de Moisés  ( 2, 1 y 2 ). Es importante la ascendencia de  Moisés de la tribu de Leví. La hija del levita da a luz  al hijo, y el texto nos dice que " era hermoso" (2,2).  Su nombre parece ser Jocabed como aparece en Éxodo 6,20. Lo escondió de la furia del faraón durante tres meses, pero  supo que para salvar su vida tenía que hacer algo más  y aquí  viene  uno  de los elementos más  importantes en la  historia.  Hizo un pequeño canasto y la palabra para este canastillo de junco es la misma palabra que se usa  para el Arca de Noé en Génesis 6,14. y el mismo proceso a la cual se somete el arca para que no le entre el agua al canasto. Es  toda una  imagen para ilustrar que  el niño sobrevivirá.

La  segunda persona en la historia  es la hermana del niño .Es importante señalar lo importante  de esta presencia. No se nos dice  su edad, pero sabemos que siempre en los hogares humildes y pobres, las hermanitas siempre cuidan de los más pequeños y esa era también su tarea. Hay también gestos  de ternura en la hermanita mayor. Ella se quedó a poca distancia para  ver lo que pasaba (2,4).  El verbo " quedarse" o "quedarse fuera, a distancia", es sinónimo de" estar tranquila" y está relacionada la frase con  la presencia salvadora de Dios, como  sucedió" a la orilla del mar"  con los israelitas  al huir del faraón ( Éxodo 14), ahora la escena es "a la orilla del río"( 2,3b). La gran intervención de Dios, al comienzo del Éxodo está aquí junto al río donde el niño está indefenso entre los juncos. El Éxodo termina a la orilla del mar Rojo, donde se rescata a toda la nación.

En este texto la hermana de Moisés  no tiene nombre, pero ella parece ser la hermana de Aarón,  Miriam, la profetiza, que aparece en Éxodo 15, 20, bailando y tocando panderetas para alabar al Señor en la otra orilla del mar.

 En la escena aparece la hija del faraón, que nunca es llamada por su nombre, quizás porque adoptó a un niño hebreo en contra de los deseos expresos de su padre.

Más tarde, ella es identificada en la tradición rabínica en un misterioso comentario en el libro de  Crónicas (I Crónicas 4,17a), donde se menciona una referencia  a una tal Bitiá , hija del faraón con quien Méred se casó. A los ojos de los rabinos, ésta tenía que ser  la misma  mujer que salvó a Moisés y que echó su suerte con  los israelitas y abandonó Egipto con ellos. Pero cómo adquirió ella  el nombre de Bitiá que significa  "hija de Yah" que más tarde vino a ser  otro nombre para el Dios de Israel. Es que Dios la re-nombró : " Porque tú tomaste uno de mis  hijos como tuyos , yo te adoptaré como  hija".

Su papel es excepcional y ahora tenemos  que mencionar una palabra que siempre va unida a la ternura, la compasión. Sabe lo que significa el proteger a un niño de los hebreos que su padre ha ordenado matar. Su labor es como la de una partera, que deja vivir al niño, adoptándolo como a un hijo.

La hermana surge del escondite y le  ofrece el cuidado de la nodriza, la madre hebrea. ! Qué mujeres! la relación entre  las dos madres está mediada por la hermana  Nos sorprende la narración con la alianza que realizan para el bien de la criatura, incluyendo el pago por el cuidado del mismo (2,8).

 Esto nos lleva  a pensar que para lograr la plenitud de la vida  son muy importantes las alianzas que realizamos. Hay  que mirar a nuestro alrededor, y observar cuidadosamente, quién está cerca o lejos, esperando una llamada que diga:"ven, ayúdanos". Es un liderazgo compartido. Me imagino también que cuando  Moisés fue llevado al palacio, allí se encuentran las esclavas reales, las cocineras, tantas que cuidaron del niño, y el secreto fue tan bien guardado por el pueblo hebreo, que el homicidio del faraón no pudo realizarse. La madre adoptiva  no tiene nombre, pero ella es  quien  le da nombre al niño: lo llama Moisés, porque lo sacó de las aguas ( 2,10b )" ! Sin Moisés,  no habría historia, pero sin la iniciativa de estas mujeres, no habría Moisés!"(  ).

Mujeres y hombres que nos enseñan la relación de la ternura y la hospitalidad

Una vez más nos encontramos con  una escena de violencia, y esta vez el protagonista es Moisés. (2,11 y 12) , pero Dios actúa inmediatamente haciéndole ver que la violencia no es el medio para lograr la paz entre los egipcios y los hebreos (2,13,14) y de nuevo Moisés comienza a sufrir la persecución del faraón , y tiene que huir.  Esta es también una historia de mujeres y también está vinculada  con el concepto de liberación. Son siete hermanas, que en el  Primer  Testamento, este número siempre significa plenitud.

El encuentro con las siete hijas del sacerdote Reuel de Madián , ocurre junto a un pozo. Esto nos recuerda tantas historias significativas  en la Biblia  que ocurren junto a pozos de agua. La escena nos muestra a un Moisés compasivo que las defiende cuando eran echadas del pozo  por los pastores que no las dejaban  dar agua a las ovejas (2,17). Hay ternura en este gesto de Moisés hacia las mujeres. No las conocía, pero comprendió que era una  injusticia que tenía que resolver. Y entonces surge lo que deseamos  llamar  "el milagro de la hospitalidad".  Las hijas reconocieron a Moisés como extranjero. Es un egipcio, dijeron, pero el padre respondió a la acción de misericordia de (2,20b) y le recibió en su hogar. Y allí encuentra Moisés a su esposa  Séfora.

La espiritualidad de la ternura del padre en este texto se transforma en un  corazón amoroso y acogedor, abierto a todas y todos, sin excluir a nadie, capaz de transformar al mismo enemigo ( hostis) en un invitado  ( hospes). Así  pues, la hospitalidad es un elemento esencial de la ternura, es exactamente lo contrario a la posesión, y la violencia; es servicio generoso, libertad, comunicación y amistad.

 El término bíblico" filoxenia" (amor por los extraños) es opuesto a la" xenofobia" ( miedo u odio a los extranjeros). La hospitalidad crea así un espacio seguro y acogedor para que las personas encuentren su propio sentido de  humanidad y dignidad.

 La hospitalidad es una práctica absolutamente necesaria en nuestras comunidades y naciones. Y sucedió allí en Madián, con el apoyo de Moisés y de las  7 mujeres hijas del sacerdote.

 El futuro de los doce hijos de Israel mencionados al principio del Éxodo fue decidido históricamente por estas doce mujeres que fueron usadas por Dios, para que por medio de la ternura, lograr la salvación del líder histórico designado por Dios para las acciones liberadoras que debían realizarse en un futuro inmediato.

Conclusión

Inspirada por  las historias de ternura del Primer Testamento, la Iglesia debe presentarse como un sacramento de la ternura de Dios. Una iglesia de la ternura es una Iglesia de un Dios de bondad y de Gracia, y no de un Dios de castigo y de miedo. Es la iglesia del amor y de la vida, cuya fe está sostenida por la ternura absoluta de Dios.

Sin la ternura, ese secreto de armonía interior, de gozo de creer, de esperar y de amar, los cristianos corren el riesgo de transformarse en una iglesia encerrada en sí misma.  Rígida , ligada solo a las instituciones y privada de  espíritu.

Es justamente este llamado a la ternura el que proclama el teólogo brasileño  Leonardo Boff en su libro titulado " San Francisco de Asís: ternura y vigor ( ), al recordarnos que "El Pobre de Asís"  mostró en su vida que para ser santo es necesario ser humano, y para ser humano es preciso ser sensible y tierno. Cuando esto sucede, entonces se revela que la realidad humana no es una estructura rígida ni un concepto, sino simpatía, capacidad de compasión y ternura.

Quiera Dios  que estas enseñanzas animen,  la vida y la obra de nuestras iglesias y comunidades.

Claudia Florentin